El
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene una salud “excelente” y no
tiene ningún problema cognitivo, aunque quiere perder entre cuatro y siete
kilos este año porque pesa 108, su médico, el doctor Ronny Jackson; se encuentra
en buena forma. Sin embargo ningún médico en sus cabales diría que alguien como
Trump, podría gozar de “buena” salud. En lo personal me atrevería a decir que
cuenta con varios problemas incluso enfermedades crónicas que bien pudiesen ser
tratables con medicamento, y que eso se traduce en “estable o controlado”, pero
no un paciente “sano” como tal.
Trump,
de 71 años, se sometió en días pasados al primer chequeo médico anual de su mandato,
y aunque su doctor no tenía previsto examinar su salud cognitiva, decidió
hacerlo porque el presidente se lo pidió. Su médico comentó: “No tengo ninguna
preocupación sobre su capacidad cognitiva”, dijo Jackson, que sometió a Trump a
un test llamado la Evaluación Cognitiva de Montreal, que permite detectar
problemas leves mediante una serie de 30 preguntas, y el presidente las acertó
todas. No veo ninguna razón en absoluto para pensar que el presidente pueda
tener ningún problema en absoluto con su razonamiento. Su mente es muy aguda,
está intacta”; sin embargo la aplicación de un solo instrumento para valorar la
capacidad cognitiva no es diagnostico ni pronóstico de nada solo estimaciones u
orientaciones hacia algún padecimiento, incluso comentó que está en forma para
ejercer su deber (de presidente), durante el resto de su mandato e incluso
durante el resto de otro mandato si fuera elegido” de nuevo en 2020 (¡PUM!).
Existen varios instrumentos para valorar la capacidad cognitiva en un paciente
adulto mayor como el presidente de EU. Se me ocurren al menos 10 para hacerlo,
sin embargo los más comunes como: Minimental Folstein, Yesavage, índice de
Katz, escala Lawton & Brody, entre otras; existen otras más para valorar
los medicamentos que toma y su efecto posterior, así como de su estado
nutricional que no debe de ser bueno del todo. La estrategia de Trump obedece a
la reciente publicación del exitoso libro: Fire and Fury de Michael Wolff y las especulaciones sobre su salud
mental y sus excéntricos hábitos como el acostumbrar a comer hamburguesas y
malteadas de un establecimiento de comida rápida por miedo a ser envenenado,
este tipo de alimentos no son nada saludable, son ricos en grasas trans, en
sodio, azúcar y que decir de productos procesados. Producto de esto,
Trump tiene sobrepeso y roza la categoría de obeso (OMS), con un índice de masa
corporal de 29,9, dado que pesa 108,4 kilos y mide 1,92 metros, por lo que su
doctor planea trabajar con él para desarrollar un plan de dieta y ejercicio que
le permita perder peso, obviamente requiere de un cambio de hábitos alimenticios.
Su
presión sanguínea está en el rango normal, de 122 sobre 74, (las nuevas guías de hipertensión de la AHA/ACC la
consideran “elevada”) y su colesterol es algo elevado, con un total de
223, pero el presidente toma un medicamento llamado Crestor (rosuvastatina)
para controlar ese problema, y su doctor planea aumentarle la dosis porque
hasta ahora era muy “baja”. Trump también toma aspirina para la salud cardíaca,
“propecia” (finasteride) para combatir
la calvicie (su principio activo combate hiperplasia prostática), una crema
para tratar la rosácea (una enfermedad que enrojece la piel) y el sedante
Ambien (Zolpidem) de forma ocasional, para poder dormir en los aviones, pero
con ese temperamento creo que lo necesita con frecuencia, y cabe señalar que es
altamente adictivo. Sin embargo, por lo habitual el presidente duerme solamente
de cuatro a cinco horas al día, que por lo regular es normal para una persona
de su edad ya que el ciclo sueño vigilia se encuentra alterado a diferencia de
una persona más joven. Una falacia creer que el presidente cuenta con una
“excelente” salud como lo pinta su médico; una persona con obesidad,
sedentarismo, fanático de la comida rápida y que consume al menos 12 latas de
refresco de cola al día; debe contar con al menos: Diabetes, Hipertensión,
Síndrome metabólico, obesidad, rosácea, dislipidemia y trastornos de
personalidad; más los que se acumulen.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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