
El
Fidget Spinner, es un pequeño objeto giratorio que supuestamente ayuda a
reducir el estrés y a mejorar la concentración de quien lo utiliza. Se podría
traducirse al español como “girador inquieto” y se compone básicamente de dos
partes: una pieza central que se agarra con el dedo índice y el pulgar, y una hoja
de rotación de tres puntas, su único cometido es girar, girar y girar hasta
alcanzar la mayor velocidad posible, incluso los hay que brillan en la
oscuridad y sus diversos colores y figuras los hacen crear atractivos efectos
visuales. Fue creado hace poco más de 20 años para entretener a una niña de 7
años que no podía interactuar con otras personas debido a una extraña
enfermedad autoinmune muy probablemente alguna variedad de autismo en Estados
Unidos en 1993. De hecho, las cajas de estos juguetes lo promocionan así, como
un producto infantil contra el estrés y mientras que la mayoría cuesta un par
de dólares, algunos ya superan los US$1.000.
Cuando
el TDAH persiste en la edad adulta (lo cual ocurre en un tercio de los niños
afectados) presenta una evolución adversa en el área de la salud mental: hay
mayor dependencia/abuso de alcohol, trastorno antisocial de personalidad,
dependencia/abuso a otras sustancias, episodios hipomaniacos, trastorno de
ansiedad generalizada, trastorno depresivo, deficiencias en los logros
académicos, menos éxito ocupacional, problemas legales y lesiones accidentales.
También hay mayores tasas de divorcio, peores elecciones sobre la salud y
paternidad más precoz. Sólo una minoría de niños con llega a la edad adulta sin
sufrir adversidades serias, lo cual sugiere que el tratamiento del TDAH en la
niñez está lejos de ser óptimo. Las posturas son una muestra del debate
creciente que está generando el uso de los fidget spinners, entre quienes lo
ven como un juguete que ayuda a mejorar la concentración de los niños, y otros
que lo rechazan por generar desorden. En algunos casos, la única forma de
llevarlos a clase es acompañado de un justificante médico.
Hasta
hoy no se ha realizado ningún ensayo clínico ni estudios que prueben la
eficacia de este juguete en beneficio de los niños con TDAH, por lo que su uso
es mera especulación y podría ser que resulte, o que obtenga resultados
contrarios (¡Exacto! Tal y como la marihuana medicinal). Algunos estudiosos del
tema piensan que deben ser llamados herramientas de inquietud, no juguetes, y
pueden ser parte de una estrategia exitosa para manejar el comportamiento
inquieto si se introducen como parte normal del tratamiento.
En
países donde los pediatras y médicos familiares poseen más cultura psiquiátrica
que en el nuestro, estos profesionales suelen hacerse cargo del tratamiento de
muchos de los pacientes con TDAH, sobre todo los no complicados con
comorbilidad significativa. En México esto ocurre en mucha menor medida, por lo
que se requiere que pediatras, médicos familiares e internistas se capaciten
para atender al gran volumen de pacientes que no son diagnosticados ni tratados
adecuadamente. Si consideramos que la cantidad de psiquiatras y neurólogos
certificados como especialistas es francamente escasa para las necesidades de
la población es evidente que estamos frente a un problema de salud pública que
debe ser atendido.
Dr.
César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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