domingo, 28 de abril de 2024

Mi salud

 


Durante el debate presidencial, el cual por cierto fue muy rígido; buscando sobre las propuestas de las y el aspirante, nos enfocamos en las propuestas de salud en donde llama la atención una de las propuestas, la tarjeta Mi salud.

 

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, un país como México debería cuando menos gastar el doble de lo que gasta hoy día en salud. Es   bien   sabido   que   desde   hace   mucho   tiempo   el   gobierno   principalmente   se encarga   de   prevenir   las   enfermedades   con   métodos   como   la   prevención   y   la promoción  de   la  salud   en  diferentes   comunidades, pero  a   pesar   de   todo   este esfuerzo existen muchos factores que ocasionan que no se puedan llevar a cabo dichos proyectos. Se debe tener en cuenta que la salud pública se encarga de llevar a cabo acciones con el fin de mejorar la calidad de vida en la población, tomando   en   cuenta   los   diferentes   puntos. Actualmente las clases altas han desistido de usar servicios públicos. Cuatro de cada diez personas de alto estrato de ingreso que tienen cobertura en el IMSS,   ISSSTE o en alguna otra institución pública, se atienden con médicos privados cuando se enferman. El servicio público es ese lugar en el que   solo   se   atienden   cuando   ya   no   les   alcanza,   la   sala   de   emergencia   de enfermedades caras. Los mexicanos pagan por sí mismos el 41 por ciento de sus gastos en salud, una cifra mucho mayor que el promedio de Latinoamérica, en donde solo se paga el 28 por ciento. Partiendo de esto, surge la propuesta de la tarjeta Mi salud como un instrumento legal y financiero para garantizar el derecho a la salud (Art. 4) Esta tarjeta se convertiría en un instrumento para identificar a la población sin seguridad social, permitiendo así una planificación precisa de la oferta de servicios y los recursos financieros necesarios. Actualmente, la propuesta menciona que tanto el IMSS-BIENESTAR como el anterior INSABI carecen de datos precisos sobre la población a la que deben atender, lo que resulta en una falta de planificación. La tarjeta, mencionan, que funcionará como un mecanismo para asegurar la atención médica, similar a la póliza de aseguramiento que existía previamente en el Seguro Popular. Con esta tarjeta, los mexicanos tendrán una comprensión clara de los servicios a los que tienen derecho, incluyendo la atención médica de alta especialidad. Con la tarjeta habrá una obligación legal y un medio para hacer exigible el derecho a la salud. Asimismo, la tarjeta será una herramienta fundamental para reducir la fragmentación y las disparidades dentro del sistema de salud. Su implementación permitirá homogeneizar la oferta de servicios entre las diversas instituciones públicas y estandarizar la calidad de la atención, es decir, también funcionará con instituciones privadas. Finalmente, la tarjeta será un medio para avanzar en la integración del sistema de salud. En situaciones donde los servicios gubernamentales son insuficientes o faltan medicamentos, los titulares de la tarjeta podrán acudir a instituciones privadas, con los costos cubiertos por el gobierno. En sí, la tarjeta será la garantía de atención universal. Con expediente y receta electrónicos. Pero ¿es viable toda esta propuesta?

 

Actualmente los servicios de salud, con todo y su fragmentación, continúan otorgando a la población la atención que demandan los usuarios. La falta de insumos no es un secreto ni una novedad. En México el gasto en salud es poco y está mal aplicado, consideran especialistas a partir del informe Health at Glance 2023 de la OCDE. Mientras que países de la OCDE gastan en promedio 67 mil pesos per cápita, México destina solo 10 mil pesos y esa brecha se amplía cuando la población no cuenta con seguridad social donde solo se destinan 4mil pesos per cápita. Si no se incrementa el recurso, para estar a la par de otros países miembros de la OCDE, la situación seguirá siendo la misma o peor, en lo que a salud se refiere. Esperemos que con o sin tarjeta, la ciudadanía pueda aspirar a un sistema de salud digno ya no digamos Dinamarca, sino a uno que resuelva las necesidades más sensibles como lo es la salud.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora

 

 

domingo, 21 de abril de 2024

La alarma por Sarampión.

 


El primer caso de sarampión este año en México se identificó el 14 de marzo. Se trataba de un niño de un año, originario de Rumanía y residente en Hungría, que en los últimos meses había viajado por Francia y Gran Bretaña antes de llegar a Ciudad de México.

 

La detección de la enfermedad se realizó en el mismo aeropuerto de la capital, donde la madre refirió que los síntomas habían comenzado el día anterior. Tras la confirmación del diagnóstico de sarampión, el Gobierno inició el protocolo de respuesta rápida, pero en los siguientes días se identificaron tres nuevos casos. Esta semana, la Secretaría de Salud ha emitido un nuevo aviso para todas las unidades médicas de primero, segundo y tercer nivel de atención ante la detección de casos importados de sarampión. Además de llamar a los centros médicos a seguir los protocolos, ha recordado a las familias la importancia de vacunar a los niños contra la enfermedad con el propósito de evitar que se registren casos autóctonos de sarampión en el país. Según datos de Salud nacional, en lo que va de 2024, se han notificado un total de 859 casos probables de sarampión o rubéola, es decir, sospechosos y sujetos a análisis, de los cuales solo se han confirmado cuatro de sarampión: uno de ellos importado y tres probablemente relacionados a la importación. El contagio de sarampión es muy similar al del covid-19. Se transmite con las gotitas de saliva después de toser y estornudar. Se incuba en el cuerpo entre una a tres semanas, y se transmite cuatro días antes y cuatro después de que aparezcan las ronchas en el cuerpo, por eso se recomienda el aislamiento para los pacientes. Los síntomas para identificarlo son fiebres, las manchas rojas en la piel, la irritación ocular y también rinitis y tos. Los casos graves, apunta la Secretaría de Salud, son frecuentes en niños pequeños malnutridos y sobre todo en los que su sistema inmunitario está debilidad. En esos casos la letalidad del sarampión puede llegar al 10% de los casos. Las complicaciones más frecuentes son neumonía, laringotraqueobronquitis y encefalitis. El esquema de vacunación es de dos dosis: la primera a los 12 meses cumplidos y la segunda a los 18 meses. Para los menores nacidos antes de 2022, la segunda dosis se recibirá a los seis años. La Secretaría de Salud ha asegurado que los centros médicos de los 32 Estados cuentan con la vacuna triple viral  sarampión, rubéola y paperas (SRP) para los niños de uno a nueve años, y también la doble contra sarampión y rubéola para adolescentes de 10 a 19 años. A nivel global, el incremento de casos ha sido de más del 3.000% en Europa y Asia Central, según los últimos datos de la OMS. Entre enero y diciembre de 2023 se constaron 30, 601 positivos, frente a los 938 de 2022. Unicef, el organismo de la ONU para la infancia, advertía de que esto se debe a la caída de la vacunación. La falta de vacunación no solo deja en vulnerabilidad a generaciones de niños, cuyos efectos podrán verse en el futuro, sino que abre el riesgo a la aparición de un brote o el resurgimiento de enfermedades erradicadas, lo que además podría aumentar las hospitalizaciones, secuelas como discapacidades, o pago de seguros por incapacidad laboral. ¿Por qué bajó la cobertura de vacunación en niños y niñas, incluso antes de la pandemia?

 

En 2019 se canceló la estrategia que había funcionado durante 26 años: la Semana Nacional de Salud, la principal estrategia de difusión a nivel nacional y de aplicación de biológicos de manera masiva que ocurría tres veces por año, en febrero, mayo y octubre, y a la que se debía el éxito, en gran medida, de la vacunación en el país. Ese año la tercera semana de salud, de octubre, fue cancelada; decisión que fue tomada en agosto de ese año justamente cuando las denuncias de desabasto se incrementaron. En su lugar, la Secretaría de Salud estableció las “Jornadas Nacionales de Salud Pública”, que hasta agosto de 2019 no tenía lineamientos, y comenzaron a operar tres meses después. Sin embargo, no solo incluyeron vacunación sino que promovían también los programas de salud reproductiva, mental, bucal, alimentación, activación física, entre otros. Además, las Jornadas solo tendrían dos periodos, en mayo y octubre, eliminando la semana de febrero. También se dejó inoperante el Consejo Nacional de Vacunación (Conava), creado en 1991. La cobertura de vacunación estuvo desprotegida los últimos 5 años, las enfermedades prevenibles estarán por resurgir, hoy lo es el Sarampión, mañana serán más. Vacune a sus hijos.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora

 

domingo, 14 de abril de 2024

Los recomendados.

 


El "síndrome del recomendado" es la consecuencia de muchas buenas intenciones que, de manera involuntaria, se acompañan de una actuación poco acertada. Por desgracia, que los buenos deseos no siempre vengan acompañados de buenos resultados, o como dice la Ley de Murphy: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”.

 

En un hospital de la mancha, Erik “N” pidió el favor a un directivo de revisar a una paciente con Lupus. El lupus es una compleja enfermedad que precisamente se le conoce como “La gran simuladora”, sin embargo cuando ya está diagnosticada es imperativo que no tenga actividad que puede ser desencadenada ya sea por luz solar o falta de tratamiento. Erik “N” acudió con su paciente y se le otorgó la atención incluso por delante de las personas que hacían fila, de hecho ese día no tenía cita ni contaba con documentos previos que usualmente se solicitan en un hospital público de segundo nivel. Aún sin eso se consultó. Posterior a su consulta, acudió a ese mismo nosocomio donde no contaban con los laboratorios solicitados para poder avanzar, y tampoco contaban en farmacia con el medicamento otorgado por el médico tratante (que pausó su consulta, para revisar al “recomendado”) y fue aquí donde Erik “N”, manifestó su inconformidad. ¿De quién fue el error? ¿El médico? ¿El hospital? O ¿quién pidió el favor? En el "síndrome del recomendado" se podría definir como la aparición de complicaciones no habituales y de imprevistos, muchos ellos difíciles de explicar, en pacientes concretos en los que la intención es llevar a cabo una atención más esmerada y personalizada ya que son personas de mayor renombre o han sido recomendados por motivos de posición social, fama, parentesco, etc. En los "recomendados" se procura a dar la misma atención pero con más esmero. Esto no debería contraponerse con el imperativo de aplicar el criterio de justicia en el trato con todos los pacientes. Existen numerosos factores de la práctica clínica habitual que facilitan la manifestación de este síndrome. Pueden ser debidos a la actitud del propio paciente, el empleo inadecuado de los recursos sanitarios, la falta de un buen registro de datos en la historia clínica y el cambio en la conducta habitual en el uso de los medios diagnósticos y en el tratamiento de estos enfermos. Es preciso tomar conciencia de esta realidad para poder ir corrigiéndola, poco a poco. El medio más eficaz para prevenir el "síndrome del recomendado" es llevar a cabo una práctica clínica fundamentada en unos conocimientos clínicos sólidos. Y, a la vez, intentar mantener las líneas de conducta habituales, similares a las que se tiene con los demás enfermos. Dentro de sus causas están la solicitud de una atención especial por parte de los pacientes, el mal empleo de recursos, la mala calidad en el registro de datos, una fragmentación de la historia clínica, ausencia de liderazgo en el personal sanitario, exceso de estudios diagnósticos, omisión de estudios habituales y un tratamiento inadecuado. Los pacientes rechazan incluirse en la "rutina" de la práctica habitual. Las propias características del paciente, con el interés y el esmero que provocan, hacen que los sucesos que en otros enfermos se asumirían como "normales" (retrasos, olvidos, extravíos, problemas de comunicación) en este caso se vean agrandados, como un "efecto lupa", y se sientan más relevantes. En cuanto a la utilización de los recursos, se atiende a estos pacientes fuera del lugar y horario habitual (en el pasillo, en la guardia, etc.), sin disponibilidad de los recursos habituales. Las citas para consultas y estudios complementarios se realizan de palabra, con lo que queda a la memoria y buena voluntad de los pacientes.

 

Se sale de la rutina habitual, lo que puede llevar a omitir pasos importantes para la orientación diagnóstica y el tratamiento. Si precisa hospitalización, se busca una sala de mayor comodidad, pero no de acuerdo a la complejidad del paciente. En cuanto al accionar médico, falta una dirección explícita en la conducta clínica. No se identifica un responsable último. A esto se añade una mayor sensación de sentirse observado, "examinado" por parte del paciente y de otros colegas. Intervienen, opinan, colaboran y, en más de una ocasión, dirigen el tratamiento varios médicos de manera simultánea. Unos por obligación, otros por motivo de relaciones familiares o de prestigio, algunos por solicitud del paciente o la familia y un buen número por el mero deseo de colaborar. Se desglosa la patología y diferentes especialistas manejan cada uno de estos problemas. Con frecuencia no hay una comunicación adecuada, falta una persona de referencia y, con ello, una orientación común. Las líneas de actuación son variadas e incluso contradictorias, porque se marcan al ritmo de la inspiración de los médicos, fuera de los protocolos habituales. Sin embargo, estos comentarios pueden aportar una visión sesgada, ya que quien los pronuncia desconoce al paciente y no asume responsabilidades directas.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora

domingo, 7 de abril de 2024

La crisis del fentanilo.

 


El tráfico ilegal de opioides, en particular de fentanilo, se ha convertido en uno de los temas prioritarios de la agenda bilateral entre Estados Unidos y México. Esta priorización fue lo que llevó al ejecutivo de nuestro país, a pronunciarse en favor de una prohibición absoluta del uso de fentanilo en marzo de 2023.

 

El fentanilo es un opioide que se sintetiza en laboratorio y que es, cien veces más potente que la morfina. Los efectos deseados pasan por relajación, alivio del dolor y sensación de bienestar, pero dependiendo de la dosis también pueden producir sedación, somnolencia, confusión o incluso náuseas y vómitos. Más o menos los mismos efectos que producen otros analgésicos opioides. Esto hace que sea un fármaco ideal para controlar el dolor intenso que sufren pacientes en áreas como quirófano, oncología o cuidados intensivos. De hecho, en el año 2017 el fentanilo se convirtió en el opioide sintético más utilizado en medicina. Su potencia lo ha hecho muy popular, y no es raro que quienes lo fabrican en laboratorios clandestinos lo mezclen con otras sustancias como heroína o cocaína para potenciar sus efectos. Los efectos de la declaración presidencial en el ámbito médico, en particular de la anestesiología, son por todos conocidos: desabasto, incertidumbre e incluso que muchas y muchos anestesiólogos asumieran ciertos riesgos por temor a no contar con los insumos necesarios para desarrollar libremente su especialidad. La crisis del abuso de los opioides en Estados Unidos tiene un origen complejo como algunos periodistas han documentado a lo largo de los últimos años. No obstante, si bien diversos actores del campo de la salud son responsables, en poco se vincula con el uso del fentanilo dentro de una sala de operaciones como se sugirió en una mañanera. Sin embargo, se generó una amplia cobertura mediática que dio por cierta la prohibición del fentanilo de uso médico aun cuando ésta no se materializó jurídicamente. Ello hace necesario dilucidar si a partir del pronunciamiento presidencial se generaron consecuencias de derecho. Hasta el momento sólo se pueden identificar dos. La primera es la creación de una Comisión Presidencial, integrada principalmente por las Fuerzas Armadas y órganos de seguridad pública, la cual se encargaría de la coordinación nacional para combatir el tráfico ilícito de drogas sintéticas, y armas de fuego y sus municiones. El Decreto se concentra en exponer los riesgos que conlleva el fentanilo no médico y en la integración de este nuevo órgano se deja a un lado a órganos de salud que debieran de participar en dicho órgano, como el Consejo de Salubridad General o la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones. La segunda, un conjunto de reformas y adiciones a la Ley Federal para el Control de Precursores Químicos, Productos Químicos Esenciales y Máquinas para Elaborar Cápsulas, Tabletas y/o Comprimidos. Entre los cambios destacables se encuentran nuevas facultades de vigilancia en favor de la Secretaría de Salud y la Cofepris; el endurecimiento de las obligaciones a cargo de quienes de manera lícita emplean dichas sustancias, así como modificaciones a los delitos y las penas. No obstante, estas modificaciones se enfocaron en el combate de drogas ilícitas y utilizadas con fines no médicos. Las consecuencias jurídicas de las declaraciones presidenciales se han circunscrito al fentanilo ilegal y no al uso del fentanilo médico.

 

Un estudio publicado en la revista médica Harm Reduction Journal menciona resultados aterradores; la investigación se realizó en 2022 en un festival de música electrónica al aire libre en la CDMX. Un equipo analizó 51 muestras de drogas de 40 consumidores, que se ofrecieron voluntariamente. La mayoría hombres de entre 22 y 48 años. Ninguno de los usuarios esperaba encontrar fentanilo en las sustancias, pero el opioide apareció en 14 de 22 muestras de MDMA (éxtasis) y en dos de cuatro dosis de cocaína. Los resultados mostraron que la adulteración de fentanilo ya no es un fenómeno confinado a la frontera norte de México entre personas vulnerables, sino que ha llegado a los jóvenes que usan psicoestimulantes, concluye el artículo. Con el fentanilo, las probabilidades de una sobredosis son elevadísimas por la potencia del producto. Tan solo dos miligramos del opioide pueden suponer una dosis letal. En 2017, en el estudio Cuqueando la chiva, realizado con más de 600 consumidores de heroína en Baja California, Sonora y Chihuahua solo seis de ellos habían tomado fentanilo, el resto ni siquiera lo conocía. A día de hoy, en la frontera, el número de usuarios ha crecido exponencialmente, muchos de ellos con adicciones previas a otras sustancias como la heroína. El Gobierno actual decidió cancelar la Encuesta Nacional de Adicciones (Encodat), que se realizaba cada cinco años aproximadamente desde 1998, por su alto costo. La última disponible es de 2016, cuando las huellas de opioide eran mínimas. ¿Qué seguirá? ¿Cancelar las cirugías? No sorprendería.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora