Después de la pandemia que vivimos con
el Covid, ya no es lo mismo cuando escuchamos el “brote” o el “surgimiento” de
un virus. Ya sabemos que un virus tiene la capacidad de propagarse por el mundo
de manera rápida sobre todo en un mundo globalizado como el nuestro. Por eso
nos preguntamos: ¿Qué sucede en la India?
El estado de Kerala, en el sur de la
India, cerró en días pasados, algunas escuelas, oficinas y medios de transporte
público en una carrera por detener la propagación del raro y mortal virus Nipah,
que ya provocó dos muertes. Un adulto y un niño seguían hospitalizados y más de
130 personas habían sido sometidas a pruebas de detección del virus, que se
transmite por contacto con fluidos corporales de murciélagos, cerdos o personas
infectadas, según informó un funcionario de sanidad del estado. Dos personas
infectadas han muerto desde el 30 de agosto en el cuarto brote del virus en el
estado desde 2018, lo que ha obligado a las autoridades a declarar zonas de
contención en al menos siete aldeas del distrito de Kozhikode. Se adoptaron
estrictas normas de aislamiento, con el personal médico en cuarentena tras el
contacto con los infectados. La primera víctima fue un hombre que cultivaba
plátanos y nueces de areca en el pueblo de Marutonkara, indicó un funcionario
del gobierno que rastreó el movimiento de la víctima para identificar a todas
las personas con las que podría haber interactuado y los lugares visitados
antes de que su salud comenzara a deteriorarse. El virus Nipah se identificó
por primera vez en 1999 durante un brote de la enfermedad entre criadores de
cerdos y otras personas en estrecho contacto con los animales en Malasia y
Singapur. Los brotes son esporádicos y las infecciones anteriores en el sur de
Asia se produjeron cuando la gente bebió savia de palmera datilera contaminada
con excrementos de murciélago. En el primer brote de Nipah en Kerala, 21 de los
23 infectados murieron, mientras que los brotes de 2019 y 2021 se cobraron
otras dos vidas. Una de las principales formas de contagio es a través de los
fluidos corporales de una persona infectada, como pueden ser la saliva o la
sangre. Pero no son los únicos. Según la Organización Mundial de la Salud
(OMS), también se puede dar a través de frutas y productos como la savia,
contaminados previamente con orina o saliva de murciélagos frugívoros
infectados. Desde el organismo afirman que la letalidad oscila entre el 40% y
el 75%, variando según los brotes. El periodo de incubación es,
aproximadamente, de entre cuatro y catorce días. Pero se han notificado casos
de periodos de incubación de hasta 45 días. Según datos de la OMS, el 20% de
los pacientes que se recuperan se quedan con secuelas neurológicas residuales,
como convulsiones y cambios de personalidad. Para este virus no hay vacuna preventiva,
por lo que los expertos únicamente pueden ocuparse de tratamientos sintomáticos
a través de anticuerpos monoclonales. Junto a otros virus como el ébola o el
zika, la OMS lo incluye como las enfermedades prioritarias para investigar
debido a su potencial epidémico. La organización vigila, especialmente, las
regiones de Asia sudoriental y Pacífico occidental.
La infección humana puede ser
asintomática o causar enfermedad respiratoria aguda (leve o grave). Los
síntomas que se presentan son los gripales: fiebre, cefaleas, mialgias, vómitos
y dolor de garganta. Pero lo característico de este virus es que produce
encefalitis, una inflamación del sistema nervioso central que puede llegar a
tener una alta mortalidad y se manifiesta con mareos, somnolencia, alteración
de la consciencia y signos neurológicos. Los casos graves progresan al coma en
24 a 48 horas. La tasa de letalidad estimada es del 40% al 75%. La mayoría de
las personas que sobreviven a la encefalitis aguda se recuperan por completo,
pero aproximadamente el 20% de los pacientes quedan con secuelas neurológicas
residuales, como convulsiones y cambios de personalidad. Hasta el momento no
hay tratamientos específicos ni vacunas. Según la OMS, la limpieza y la
desinfección sistemática y exhaustiva de las granjas de cerdos con los
detergentes apropiados pueden ser eficaces para prevenir la transmisión. En
caso de sospecha de un brote, se deben aislar las instalaciones y puede ser
necesario el sacrificio de animales infectados para reducir el riesgo de
contagio a las personas.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora