El
Seguro Popular se financió con recursos que el gobierno federal aportaba según
el número de beneficiarios por estado; ahora se deja a discreción del ejecutivo
la cantidad de dinero destinada a cada estado, lo que facilita se apoye a los
gobiernos de su facción y se castigue a los de oposición. Opacidad propiciará
corrupción, es apalabra que tango le gusta. Se eliminó también el Fondo de
Protección para Gastos Catastróficos que funcionaba como presupuesto para
financiar las enfermedades de alto costo y más complejas como el cáncer,
hepatitis, cuidados intensivos neonatales, etc., y que permitía exentar del
pago a los beneficiarios, particularmente los más pobres. Se eliminó todo con
la pretensión de que ahora todo será gratuito para todos, y hasta hoy lo único
que ha provocado es más desbalances, desabastos, desprotección, y un dolor en
las familias de pacientes que han interrumpido sus tratamientos o fallecido por
falta de alguno de ellos.
El
Seguro Popular surgió con una visión de salud pública de encuentro entre
individuo y sociedad, técnica y política, pensamiento y acción. Los sistemas de
salud son el principal punto de contacto ciudadano con los beneficios de la
ciencia: la población no es solo beneficiaria es también consumidora,
financiadora y coproductora de los sistemas de salud que tienen tres objetivos:
elevar el nivel de la salud, del trato digno, y mejorar la distribución con
equidad. Exigen rectoría estratégica, contribución solidaria, compra efectiva,
prestación con calidad, generación de recursos equilibrada, entre otros. El
Seguro Popular implicaba la coordinación entre las distintas autoridades de
salud, federales y locales, con demostrados resultados exitosos, según CONEVAL:
pasamos en 2008 de 42.8 millones de mexicanos carentes de acceso a servicios de
salud, a 19.1 millones en 2016; el porcentaje de hogares en pobreza extrema sin
financiamiento de enfermedades crónicas graves disminuyó del 5.2 % en 2004, al
2% en 2016. Faltaba mucho por hacer o mejorar, pero el Seguro Popular iba en la
dirección correcta. La política es el arte del bien común posible (y de evitar
males) a partir de lo real, del aquí y ahora incrementalismo, realismo crítico.
Pero hoy “se tienen otros datos” (¿?) Si desde el proceso de desaparición del
Seguro Popular y su transformación en el Instituto de Salud para el Bienestar
(Insabi) las mujeres con esta enfermedad ya venían arrastrando problemas, con
la llegada del covid-19 su situación empeoró. El pasado 19 de octubre se
celebró el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer y, aunque hay muchos
programas para prevenir esta enfermedad, aún hay grandes brechas en la atención
de las mujeres que tienen este padecimiento. Por eso la atención a tiempo
resulta clave. El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente entre las
mujeres en el mundo. En México representa la primera causa de muerte por cáncer
en las mujeres. Más de cinco mil fallecen a causa de esta enfermedad. Pese a
esta evidencia, de acuerdo con un avance de la encuesta que publica la revista The
Lancet, se reporta, por ejemplo, que de 142 mujeres, ubicadas en cinco
estados, el 58% de quienes se atienden en una institución pública de nuestro
país, no ha recibido atención ni tratamiento durante la pandemia. De las
mujeres encuestadas, el 60% afirma que la desaparición del Seguro Popular y la
entrada del Insabi ha sido clave en la interrupción de su tratamiento, y 67%,
que ha tenido que comprar el medicamento por su cuenta. Mientras que el 33%
dijo que no pueden adquirir su medicamento debido a la falta de recursos
económicos. Y es que 8 de cada diez mujeres que padecen cáncer de mama en
México ha visto interrumpido su tratamiento en el último año debido a la
desaparición del Seguro Popular, al desabasto de medicamentos oncológicos y a
los estragos de la pandemia.
Desde 2004, la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, mejor
conocida como Seguro Popular, cubría el tratamiento y atención del cáncer de
mama y atendía a más 9 mil 500 mujeres con cáncer de mama en todo el país, a
través del Fondo de Protección Contra Gastos Catastróficos, mismo que cubría
los servicios de salud de alto costo como este tipo de padecimiento.
Actualmente la cifra de decesos por cáncer de mama es de 15 por día, conforme a
datos de la Secretaría de Salud y la cifra que proyecta para 2021 es poco
alentadora, pues se estima llegue a un promedio 20 muertes diarias, lo que
constituiría una cifra histórica en el país. Con la llegada de Insabi, también
llegaron, la falta de reglas de operación, la falta de acceso a medicamentos, largos procesos y tiempos de espera en
hospitales, falta de atención y saturación de los servicios y el
desconocimiento de su operación como tal. Del mismo modo, el 72% de personas no ha presentado
quejas porque no saben cómo hacerlas y solo el 28% de las pacientes las han presentado a través de oficios,
directamente con las autoridades, en redes sociales o han promovido amparos.
Ojalá se corrija el rumbo.
Dr.
César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.