Son
varias las enfermedades que se asocian con alteraciones que afectan al sistema
endocrino o glandular en el cuerpo. Es más, una de ellas, la diabetes, tiene al
sistema de salud bastante ocupado y preocupado. Y cómo no, al ser tan
frecuentes desde tiempos muy antiguos, las enfermedades del sistema endocrino
han estado presentes hasta en el arte.
En
la época del renacimiento, la glándula tiroides no era vista como ahora, y uno
de los primeros dibujos de ella lo realizó Leonardo da Vinci en 1510, pero lamentablemente
sus cuadernos desaparecieron después de su fallecimiento en 1519. Vesalio después
publicó su libro De Humani Corporis
Fabrica, en 1543, y la glándula tiroides fue visible para los médicos. El
nombre surgió de su cercanía al cartílago y su forma de escudo (thyreos en
griego). La asociación de la deficiencia de yodo con la presencia del bocio, la
introdujo el botánico Adolphe Chatin, quien además sugirió que la
administración de yodo era el tratamiento para esta dolencia. La alteración
referida tuvo su origen, cuando el derretimiento de los glaciares extrajo el
yodo de los suelos, y la presencia de bocio o crecimiento de la tiroides se
hizo frecuente en el arte del siglo XIX en Suiza y en las comunidades alpinas.
Leonardo da Vinci representa al bocio en cuadros o dibujos como Scaramuccia. Además
de afectar a la glándula tiroides, hay otras como la hipófisis que produce la
hormona de crecimiento, que si se secreta en demasía durante la infancia
ocasionará gigantismo, y si lo hace en la adultez, un padecimiento llamado:
acromegalia. Esto se refleja muy bien en el arte y la historia. Los gigantes
habitan en el mundo real y en el imaginario, el ser gigante era sinónimo de
poder o maldad, como ocurre en la mitología griega. Estos gigantes causaban
caos y problemas con los dioses. Los Titanes, seis niñas y seis niños de
aspecto humano pero mucho más altos y poderosos, eran hijos de Urano y de Gaia,
y ésta los convocó para atacar al monte Olimpo en una guerra. Los cíclopes,
también eran gigantes e hijos de algún dios del Olimpo y de algún espíritu de
la naturaleza, como las nereidas. Por otro lado en la historia, David se
enfrenta a Goliat, gigante filisteo que retó a los israelíes y, de acuerdo con
las fuentes que relatan la historia, medía entre 2 y 2.97 m. El rey Saúl y su
ejército le temían y no respondía a las provocaciones, ya que sentían que ante
tal monstruo no había posibilidad de ganar. No había soldado israelí que se
atreviera a hacerle frente, ya que sus características físicas a las que
agregaba una maya, jabalina, casco y escudo lo hacían verse imponente. David,
pastor de profesión, decidió enfrentarlo con una honda, y sin armadura o casco.
Con una excelente puntería, David lanzó una piedra que le dio a Goliath en la
frente y lo hizo caer de cara al suelo. ¿Cómo fue esto posible? claro, además
de la ayuda divina. Se cree que este gigante tenía un tumor hipofisario que
comprimía al nervio óptico, lo que limitaba su campo visual y le permitió a
David colocarse en un ángulo que le impidió verlo. Una lastima que esto no
ocurriera con Andy Ruiz ante el “gigante” Joshua, pero esa es otra historia.
Un
gigante conocido por los niños es el del cuento de Jack y el árbol de las habichuelas,
que nos muestra otra variante de gigante. El ogro que encontramos en Pulgarcito
se caracteriza por su preferencia por consumir carne humana, que según algunos
escritos, no es una característica de los gigantes. Películas recientes nos
recuerdan a Gulliver, la obra más conocida de Jonathan Swift, que relata los
viajes de Lemuel Gulliver y de la que se han realizado varias interpretaciones.
Un comentario interesante es que en realidad Gulliver no era un gigante, pero
para los liliputienses sí, ya que estos medían unos 15 cm; aunque en nuestra
memoria queda como un gigante si se ve desde los ojos de los liliputienses, que
eran enanos. El caso es que ambas situaciones pueden presentarse como alteraciones
en la función hipofisaria. Para los aficionados a las películas del Agente 007,
en la película El espía que me amó (1977), aparece Jaws, interpretado por el
actor Richard Kiel. Por supuesto, estaba con los malos. Se ve como el clásico
descrito caso de acromegalia, alteración ocasionada por la producción anormal
de hormona de crecimiento en la edad adulta. Otros gigantes interesantes hacen
su aparición en la literatura japonesa: los Gashadokuro que son espíritus en
forma de esqueletos gigantes que se cree se forman de los huesos de aquellos
que murieron de inanición o en las batallas y que no recibieron una sepultura
adecuada. Suelen deambular en el mundo para saciar su hambre perpetua y comerse
de un bocado la cabeza de aquellos que se atraviesan en su camino. Estos son
solo algunos de los ejemplos de problemas o enfermedades del sistema endócrino,
hay más, y son verdaderamente sorprendentes.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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