Michael
Myers está considerado uno de los asesinos de la historia del cine más
conocidos, a la altura prácticamente de otros personajes míticos de la historia
del cine de terror, como pueden ser Jason Voorhees (Viernes 13), Freddy Krueger (Pesadilla en Elm Street) y otros tantos
más. No pude resistirme a ver la película de Halloween, la cual es una secuela
del clásico de John Carpenter estrenado en 1978 y permite a Jamie Lee Curtis
retomar el papel con el que debutó en el cine: Laurie Strode, que vuelve a ser
acechada por el enmascarado Michael Myers con su ya habitual cuchillo de
cocina. Pero ¿y qué es lo que diagnosticó su psiquiatra?
La
psicopatía es un subgrupo dentro del diagnóstico de trastorno antisocial de la
personalidad del DSM (Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders) es el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales, que abarca hasta el 25% de los
pacientes con el diagnóstico de Trastorno antisocial (cuya prevalencia mundial
es del 5%), sin embargo las características son claramente diferentes entre
ellos, dando lugar a una similitud mayor con el diagnóstico de trastorno
disocial (hasta el 15% de prevalencia mundial); esta diferencia hace crucial que
se esclarezcan las características de cada uno para abordar de manera
pertinente el tema, como lo señalan en sus distintas pautas diagnósticas. Un
patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se
presenta desde la edad de 15 años, es lo que las caracteriza. Por otra parte,
el trastorno disocial de la clasificación internacional de enfermedades es
definido como: Un trastorno de personalidad que, normalmente, llama la atención
debido a la gran disparidad entre las normas sociales prevalecientes y su
comportamiento y está caracterizado por: Cruel despreocupación por los
sentimientos de los demás y falta de capacidad de empatía; Actitud marcada y
persistente de irresponsabilidad y despreocupación por las normas, reglas y
obligaciones sociales. Y finalmente, la psicopatía es un constructo que se ha
presentado desde 1801 por Pinel como alienación mental, pero siendo Kraepelin quien
en 1904 le da la connotación de personalidad psicopática y Schneider en 1923 le
otorga ya una integración conductual, clasificándolos de acuerdo a su
temperamento y brindándoles la característica principal de anormales según los
parámetros estadísticos; sin embargo, es hasta 1964 que Cleckley, posterior a
la publicación de su libro “La máscara de la sanidad”, brinda las 16
características diagnósticas de la psicopatía para que fueran claramente
diferenciadas de lo que en esa época comenzaban a ser esbozos de los trastornos
de la personalidad, tales como: Inexistencia de alucinaciones o de otras
manifestaciones de pensamiento irracional; Ausencia de nerviosismo o de
manifestaciones neuróticas; Encanto externo y notable inteligencia;
Egocentrismo patológico e incapacidad de amar.
¿Qué
sucede a nivel cerebral? Menor actividad en hipocampo y reducción del
funcionamiento prefrontal que dan pérdida de la inhibición o control, y por lo
tanto aumentan sentimientos agresivos, conductas arriesgadas, irresponsables,
transgresión de normas, tormentas psicopáticas, impulsividad, pérdida del
autocontrol, y a nivel cognitivo, reducción de la capacidad de razonar y pensar
abstracto y aumenta la conducta violenta; y finalmente la reducción en
metabolismo de corteza frontal que hacen una conducta antisocial. Estos
hallazgos han apuntalado a que los psicópatas pueden presentar alteraciones a
nivel estructural, sin embargo parecen ser insuficientes ante tan complejo
constructo. Lo cierto es que Myers, padecía un trastorno psicopático que
requería urgentemente de medicamentos y su aislamiento urgente de la sociedad,
su enfermedad tan agravada provocaba que ya no articulara palabra debido a su
incapacidad cerebral, por otro lado, Laurie, obsesionada con él, padecía un
trastorno parecido, pero esa es para analizarse en otra consulta.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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