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Todos los medicamentos son
fármacos pero no todos los fármacos son medicamentos. Los medicamentos son
sustancias que se utilizan para la prevención, diagnóstico y tratamiento o
control de las enfermedades, así como para alterar con un fin médico las funciones
normales del organismo (como los inductores del parto, los anticonceptivos, los
supresores de la producción láctea, etc.) Al medicamento que es resultado de una investigación
y que sale al mercado con una denominación distintiva (nombre comercial) se le
llama innovador (¡exacto!; similar a la selección de algún candidato). Es
necesario considerar la posibilidad de que los profesionales de la salud se
confundan sobre las ventajas y desventajas de los medicamentos genéricos,
copias o similares. La decisión sobre cuál tratamiento es el mejor, de acuerdo
con las posibilidades económicas, la deben tomar en conjunto el médico y el
paciente mediante una comunicación limpia y clara. Una vez establecida la mejor
alternativa, el paciente no debe aceptar que alguien, excepto un profesional de
la salud, le cambie el medicamento de la receta con el pretexto de darle otro
más barato o mejor; ni permitir que le cambien la receta en una consulta
médica realizada a toda prisa. Si decide optar por una segunda opinión para
indagar acerca de las opciones terapéuticas, el paciente debe exigir que se le
realice un examen médico completo y no sólo un interrogatorio simple y breve.
En el tema
político, esto es muy similar, haciendo una analogía usted esta acostumbrado a
que le proporcionen algún “nombre” por algún partido determinado, haciendole
creer que es un candidato “genérico”, pero cuando este candidato cambia de
marca, es decir: pierde la patente con su partido (laboratorio), cambia hasta
de color y se puede volver a vender, ¡ojo! No significa que sea mejor,
significa que es igual. Nombre
genérico, es aquel que se establece por organismos oficiales nacionales
e internacionales; son de propiedad pública y no están protegidos por una
patente. Por lo general es corto, es más fácil de retener y de recordar, y
tiene la ventaja de que es utilizado en todo el mundo tanto y es de tal
utilidad que en México, la Ley General de Salud establece que el médico, el único autorizado para recetar, debe
de prescribir por nombre genérico, y si lo desea puede escribir otro nombre
(el comercial) La sociedad actual está atenta a que en la mayoria de los casos,
los partidos políticos conservan los mismos nombres o apellidos, como un
laboratorio conserva sus patentes, como si no hubiese otra opción, y nos
recetan a los ciudadanos, lo mismo y a veces mas barato, que a la larga nos ha
salido carísimo.
En este sentido
vale la pena señalar que el incremento en los precios de medicamentos no solo
se dispara por el índice de precios al consumidor, sino de otros insumos para
la salud. En otras palabras, la velocidad de crecimiento de los precios de
medicamentos supera a la de cualesquiera otros productos o servicios, tan
parecido a la politica ¿cierto? Con el tiempo esto llega a ser un problema de
comunicación entre los médicos y los pacientes, entre los médicos y los
médicos, entre los fabricantes y los médicos, y entre los educadores médicos
y los estudiantes de medicina, quienes durante su formación escolarizada
estudian los medicamentos por su nombre genérico y al llegar a los ciclos
clínicos se enfrentan con los nombres comerciales, pero siempre hay opciones
de primera, segunda o cuarta línea. ¿Y en política? ¿En serio no tienen mas
opciones?
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.