La obesidad es un problema de salud que
le cuesta México el 5.3% del producto interno bruto al afectar a tres de cada
cuatro mexicanos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE). Hemos visto en tiendas d conveniencia que cada vez es más
frecuente que los jóvenes vean el contenido de sus alimentos y ser cautelosos a
la hora de adquirirlos, pero ¿funciona?
La nueva Norma Oficial Mexicana 051,
premiada por Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, combate con
advertencias frontales en envases la epidemia de obesidad de México con
etiquetas en forma de octágonos negros que alertan sobre “exceso de calorías” u
otras sustancias como azúcares, sodio y grasas, y la presencia de edulcorantes.
El modelo, muy criticado por la industria de alimentación, se basa en uno
adoptado en 2016 por Chile, donde cayó 25% la compra de bebidas azucaradas, 17%
la de postres envasados y 25% el contenido promedio de azúcares en los
productos, según un estudio de la Universidad de Chile y el Instituto Nacional
de Salud Pública (INSP). Las etiquetas calóricas en productos alimentarios y
cartas de menú dan lugar a una disminución "pequeña, pero
consistente" de las calorías en los alimentos que seleccionan y consumen
las personas, según una nueva revisión Cochrane que recopiló la evidencia de 25
estudios. La reducción media fue de 1,8 % en la energía seleccionada, lo que
equivaldría a 11 calorías en una comida de 600 calorías, o alrededor de 2
almendras o 3 aceitunas, aunque podría tener efectos significativos si se
mantienen a largo plazo. Según estudios, muestran que la mitad de los mexicanos
aseguró entender mejor el nuevo etiquetado frontal de los alimentos procesados
y refrescos implantado en el país desde el 1 de octubre del 2020. El nuevo
etiquetado, con frases como “Exceso de grasas” o “Exceso de calorías” y una
presentación muy clara, ha ayudado a mejorar la comprensión del 50% de la
población sobre los alimentos, mientras un 19% consideró que la norma no le ha
hecho entender mejor la información nutricional. Mientras que el porcentaje
restante no sabe o no contesta. También el 50% aseguró que esta manera de
presentar las características de los productos le ayuda más a tomar una
decisión de compra, por un 25% que no considera este etiquetado de mayor ayuda
para decantarse por un alimento u otro. El 37% de los encuestados dijo revisar
siempre o la mayoría de veces el etiquetado de los alimentos y bebidas antes de
adquirirlos, aunque el 35% contestó que rara vez o nunca lo hace. Las nuevas
alertas nutricionales ayudarán a reducir la obesidad infantil según el 46% de
las respuestas y la obesidad en adultos según el 45% de los participantes.
Asimismo, el etiquetado contribuirá, para el 42% de los consultados, a mejorar
los índices de México en hipertensión y diabetes, y un punto menos (41%)
opinaron que ayudará también a atajar las enfermedades del corazón. Sin
embargo, una gran mayoría del sondeo, el 64%, señaló que la mejor estrategia
para hacer que México abandone la cabeza mundial en obesidad infantil y la
segunda plaza en obesidad está en la enseñanza de mejores hábitos alimenticios.
Hay algunas pruebas de la introducción de políticas de etiquetado de calorías
que sugieren que las personas todavía solo se fijan en la información sobre
calorías alrededor de un tercio del tiempo, por lo que la mayoría ni siquiera
la notan. Para tener un impacto más profundo en el cambio de comportamiento, no
basta con proporcionar información y números, sino que también se debe trabajar
en modificar los entornos alimentarios físicos y económicos que nos rodean, Lo
ideal sería introducir el etiquetado de calorías y además un conjunto más
amplio de enfoques que incluyan aquellos que imponen más responsabilidad a la
industria que a los individuos, como impuestos, restricciones de
comercialización y la provisión de una mejor combinación de alimentos más
saludables disponibles en relación con las opciones menos saludables.
Considerando el problema epidemiológico,
no se quiere disminuir solamente las calorías, sino intentar mejorar el patrón
alimentario de la población. Las enfermedades crónicas no transmisibles que
guardan estrecha relación con la mala alimentación se deben a un exceso de
nutrientes críticos y esto es el resultado de una amplia disponibilidad y
asequibilidad de alimentos procesados y ultraprocesados que son altamente
adictivos. Existe evidencia contundente de que el etiquetado frontal de
advertencia tiene el impacto de reducir el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados
con al menos un sello de advertencia.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora
No hay comentarios:
Publicar un comentario